Este método terapéutico se puede realizar en grupo o de manera individual, en los dos casos la persona que va a constelar plantea   un síntoma, una crisis o un problema que le está afectando. 

Cuando las constelaciones son grupales intervienen el constelador, la persona que es constelada y el resto de asistentes como grupo de trabajo que los llamaremos “representantes” ya que formarán parte activa de la constelación al representar las vivencias del inconsciente de la persona que está constelando. Se forma un campo vibracional donde se plasma el inconsciente de la persona y parte de su consciente. 

Los representantes no tienen que hacer nada forzado, sólo dejarse sentir, de esta manera el propio campo fluirá hacia la resolución del conflicto. Uno de los representantes será la lección de vida o lo que la persona tiene que aprender de lo que está viviendo para, de esa manera, romper el patrón o repetición de dicha vivencia.

Aunque es una experiencia grupal, cada uno de los asistentes también está haciendo un trabajo personal porque cada uno de los roles que hace está relacionado con algún aspecto de su vida y le ayudará a reflexionar sobre ello. No es necesario tener conocimiento sobre constelaciones familiares para poder asistir a un taller, ser representante o constelar.

Las constelaciones familiares nos permiten ordenar nuestro inconsciente, liberándonos de aquellas cargas que nos impiden decidir libremente. 

En una constelación individual trabajamos igualmente un síntoma crisis o problema y utilizamos muñecos para representar el sistema familiar y todo aquello que sea necesario en cada constelación, manifestando los vínculos existentes o no existentes y las posiciones de cada miembro del clan. El desarrollo de la constelación es similar al grupal.

Las dos maneras de constelar son igualmente eficaces, depende de la manera que te haga sentir más cómodo.